"O mueres como un héroe, o vives lo suficiente para verte convertido en un villano" - Harvey Dent, fiscal del distrito de Gotham, en El caballero de la noche.
Claro, "villano" puede ser un poco duro, pero los Raiders han disfrutado durante mucho tiempo su reputaciĂłn de ser los chicos malos de la NFL.
Y con razĂłn.
El legendario Al Davis fue un gran innovador del juego, que prosperĂł desafiando a la autoridad, cuya fuerza vital aĂșn resuena en toda la franquicia. De hecho, Mark Davis, dueño de los Raiders, me dijo hace tiempo que Ă©l es el "guardiĂĄn" no sĂłlo del legado de su difunto padre, sino de la historia y la identidad de la franquicia.
Cubriendo a los Raiders desde 2005 para el Sacramento Bee, CSNBayArea.com y ESPN, he tenido un asiento en primera fila y un pase entre bastidores.
Bueno, malo, feo, tenĂa que ser justo en mi cobertura. No sĂłlo se lo debĂa a la franquicia y a los aficionados, sino tambiĂ©n a mĂ mismo.
AsĂ que, cuando Mark Davis se refiriĂł al estadio Allegiant como la "Estrella de la Muerte", este gran aficionado de La Guerra de las Galaxias le recordĂł que habĂa explotado... ÂĄdos veces! Se riĂł: "Ăsta estĂĄ hecha para durar".
De hecho, los dĂas de partido, la banda local toca la Marcha Imperial, y uno casi espera que Darth Vader aparezca, asfixie a la multitud y diga: "Si solo conocieras el poder del Lado Oscuro".
Es una oferta poderosa, una que me llegĂł a mĂ. Una que aceptĂ© feliz y humildemente.
No, no estoy pensando en convertirme en un villano, como dice Dent (el Harvey ficticio, no el ex MVP del Super Bowl de los Bears de la vida real, Richard).
SĂ, me paso al "Lado Oscuro" como columnista de Raiders.com y tambiĂ©n colaborarĂ© en varias plataformas de redes sociales. De buena gana. Con mucho gusto.
Unirme y cubrir al equipo que entra en una nueva era bajo el dueño minoritario Tom Brady, el Gerente General John Spytek, el entrenador Pete Carroll y el mariscal de campo Geno Smith, con una cara familiar de la franquicia en ala defensiva Maxx Crosby, bueno, eso es realmente un momento muy importante para mĂ.
Porque si estaban en Oakland, Los Ăngeles, Oakland de nuevo o ahora en Las Vegas, los Raiders siempre han estado muy cerca de mĂ.
Mental y fĂsicamente. Personal y profesionalmente.

CrecĂ en Barstow, una ciudad desĂ©rtica del sur de California, hijo de un aficionado de los Raiders que me preparĂł para esta vida. AĂșn puedo sentir el picor de aquella camiseta gris con mangas negras que llevaba a la escuela primaria en la que se veĂa a Mark van Eeghen corriendo el balĂłn. TambiĂ©n recuerdo muy bien esa foto de mi cumpleaños nĂșmero 12, en la que aparecĂa con una camiseta de PROPIEDAD DE LOS RAIDERS.
Los Raiders se mudaron a Los Ăngeles, a unas dos horas en coche de nuestra casa, cuando yo estaba en la secundaria, con Tom Flores como entrenador y Jim Plunkett como mariscal de campo.
Dos chicanos. Dos, como se titulĂł el documental sobre ellos producido por Eva Longoria, "Guys Like Us". Un par de mexicano-americanos en las dos posiciones mĂĄs importantes del fĂștbol. Siendo preadolescente y empezando a sentirme yo mismo, me di cuenta. Esto era de lo que hablaba mi padre.
Era mĂstico. MĂĄgico.
ÂżEl primer partido de los Raiders al que asistĂ? El 1 de enero de 1984.
Mi familia estaba entre los 90,334 espectadores, en la esquina noreste del Memorial Coliseum de Los Ăngeles, junto al peristilo. Pudimos ver el pick-six de 18 yardas de Lester Hayes, a Marcus Allen corriendo alrededor y a travĂ©s de los Steelers para conseguir dos anotaciones y 121 yardas por carrera, a Lyle Alzado dominando a Tunch Ilkin y Cliff Stoudt para lograr 2.5 capturas, a los Raiders aplastando a los Steelers, 38-10, en un partido de playoff divisional de la AFC en su camino hacia una victoria en el Super Bowl XVIII sobre Washington.
DespuĂ©s del partido, conseguimos el autĂłgrafo de Ted Hendricks (se lo enseñé hace unos años y sonriĂł), y tardarĂa casi cinco años en volver al Coliseum.

Sin embargo, tuve un encuentro con la realeza de los Raiders dos semanas despuĂ©s de graduarme de la preparatoria. El 20 de junio de 1988, al aterrizar en el aeropuerto de Los Ăngeles, tras nuestro viaje de fin de curso a Hawai, esperĂ© a que me trajeran el equipaje y allĂ, junto a mi maleta en el carrusel, habĂa una bolsa de lona gris con el logotipo de los Raiders.
Tom Flores apareció de repente en mi visión periférica, cinco meses después de dejar su puesto como entrenador de los Raiders. No dije nada profundo. Ni siquiera le pedà un autógrafo o un selfie al estilo de los años 80. Mi yo de 18 años estaba impresionado, asà que me quedé mirando. Me recordaba a mi abuelo, desde su esbelta figura hasta su gran porte.
No dije nada... durante décadas. Pero cuando le conté la historia a Tom, se rió: "¿Qué te parece?".
¿Qué tal esto?
Que Tom fuera finalmente, y merecidamente, elegido para el SalĂłn de la Fama del FĂștbol Americano en 2021 puso un broche de oro a su carrera. El hecho de que pudiera cubrir su candidatura a Canton hasta el final es otro de una serie de momentos Raiders para mĂ.
Pocos meses despuĂ©s de aquel encuentro fortuito en el aeropuerto, yo asistĂa a clases de periodismo en el Barstow College (era el Ășnico estudiante) y trabajaba para el periĂłdico de mi ciudad, el Desert Dispatch. Mi editor me asignĂł el final de temporada de los Raiders, el 18 de diciembre de 1988...para escribir un artĂculo sobre el centro suplente de los Seahawks, Grant Feasel, quien habĂa estudiado en Barstow. Fue algo asĂ como una historia de un jugador local escrita por un chico local tratando de hacer el bien.
Durante las siguientes cuatro temporadas, cubrĂ varios partidos de los Raiders, tanto como escritor como fotĂłgrafo. Estuve ahĂ cuando Bo Jackson hizo su fatĂdico Ășltimo sprint por la banda derecha en los playoffs de 1990. Vi la primera titularidad de Todd Marinovich en el final de 1991, cuando lanzĂł un par de touchdowns para Tim Brown. Y tomĂ© una foto de Marcus Allen saliendo del cĂ©sped del Coliseum por Ășltima vez como Raider en 1992.

Los aficionados y lectores de una Ă©poca mĂĄs reciente quizĂĄ estĂ©n mĂĄs familiarizados con mi trabajo contemporĂĄneo, desde que Al Davis me evidenciara en las entrañas del estadio Arrowhead (si es que ese es el mundo en el que viven, Âżalguien?) hasta la cobertura de la "IntercepciĂłn Divina" en Houston, cuando los Raiders sĂłlo tenĂan 10 jugadores en el campo el dĂa despuĂ©s del fallecimiento de Davis.
Desde unirme a Mark Davis en su jet privado para una historia entre bastidores después de anunciar sus intenciones de mudarse a Las Vegas, a conseguir una visita exclusiva en el Estadio Allegiant para este ex alumno de UNLV.
Desde escribir un par de libros sobre el equipo - "100 Things Raiders Fans Should Know & Do Before They Die» y "If These Walls Could Talk: Stories from the Raiders Sideline, Locker Room and Press Box with Lincoln Kennedy" - hasta ganar un premio nacional por un reportaje sobre la "obsesión por la grandeza" de Crosby.
Apenas el año pasado me convertà en el representante de los Raiders en el comité de selección del Salón de la Fama, compuesto por 49 personas.
El objetivo es continuar con ese tipo de cobertura justa y exhaustiva del equipo, para el equipo, sobre todo después de haberme curtido como periodista cubriendo a los Raiders.
Hablando de un viaje completo al Lado Oscuro.
























